La transcripción completa del video de arriba está abajo:
Paso uno, tener la voluntad. La voluntad es lo más importante. Hay demasiados asuntos que parecen importantes durante la vida de un ser humano. Y cada uno de nosotros decide cómo utilizar su energía. Si yo pongo mi atención en algo, eso florece. Así que el primer paso para sentir amor Sentir a Dios dentro de mí es desearlo como si fuera lo más importante.
Paso dos, dejar de buscarlo afuera. Recientemente fui a un retiro de meditación y nuestro maestro después de ascender, después de hacer nuestra oración, después de repetirnos pensamientos perfectos que nos recuerdan la verdad, nos pidió compartir nuestra experiencia. Las palabras que salieron de nuestras bocas fueron más o menos estas: En este momento la experiencia es de paz, plenitud, completitud, satisfacción. Contenta. Ento felicidad, amor, eternidad, vacío, fluidez, claridad, perfección. Gozo, unidad. Después nuestro maestro nos explicó que eso que habíamos descrito en palabras era Dios en experiencia propia.
Y no es un concepto, es una experiencia directa. Es el reconocimiento de que Dios no está afuera, de que Dios no está accesible cuando me muera. Dios está dentro de nosotros. Y al reconocerlo adentro, automáticamente lo reconozco afuera.
Paso tres, mantenlo simple. Sentir el amor de Dios dentro de nosotros no requiere una carrera, una profesión, un doctorado. Solo se necesita una práctica infinita. Cuando tengo la voluntad, tengo la guía. Cuando tengo la guía, tengo la práctica. Y cuando tengo la práctica, lo único que hay que hacer es practicar. Es demasiado fácil cuando tienes una guía despierta que te enseña a conectar con Dios dentro de ti, es demasiado fácil. Por eso mantenerlo simple es simplemente mantenerlo fácil. No tienes que subir la montaña tú solo. te puedes perder. Es más, te puedes lastimar tratando de subir la montaña por ti mismo. La voluntad tiene que ver con humildad y humildad es pedir maestro.
Cuando pides maestro, el maestro te toma de la mano y te dice, «Es por aquí». Mm. No te vayas por allá. Ahí hay espinas, te vas a lastimar. Ahí hay un barranco, te puedes morir. Vente por el camino seguro, el camino que ya tu maestro recorrió y ese caminar junto al maestro de su mano es la práctica. El paso tres, no tienes que hacerlo complicado, ni siquiera tienes tú que crear la práctica. Es mucho más fácil seguir al maestro.
Paso tres, gentileza. Voy en el paso cuatro, ¿verdad? Perdón. Paso cuatro. Ríete cuando te equivoques. Eso es gentileza. Cada vez que te distraigas Elige de nuevo y ríete, porque todo tiene un propósito divino. No hay nada que suceda en este universo que no suceda con un propósito de divino, incluyendo los supuestos errores. Así que cuando te caches distraída en el ego, en la mente, en el sufrimiento, elige de nuevo. Pide ayuda. Vuelve a tu práctica. Mantenlo simple, mantenlo fácil y ríete.
Ríete porque cuando te ríes es como si en ese momento cuando te ríes disuelves la ilusión. La matrix Es una ilusión y con Matrix me refiero a la apariencia de problema. Te voy a poner un ejemplo más mundano porque ya me estoy haciendo muy espiritual. Hay un vecino que tiene tres perritos que ladran y el vecino tiene la costumbre de sacarlos a las 7 de la mañana al patio y el patio está justo enfrente de mi casa, entonces escucha los ladridos cuando lo saca al patio. Tengo varias opciones. Una es irle a reclamar y decirle que se deshaga de sus perros, que no los saque al patio, que sea considerado, que los entrene para no ladrar. o tengo otra opción hacer lo único que está en mis manos. Elegir paz. Hoy en la mañana fue un milagro darme cuenta que los ladridos fueron recordatorios para elegir paz. Así que me puse a ascender y empecé a escuchar los ladridos.
como música de fondo, ya no eran mi foco de atención, porque mi atención se puso en la oración y mágicamente, Diosentemente, los perritos se calmaron. Pareciera que estos perritos se pusieron a ascender conmigo. Porque de la nada se callaron. Ahí es cuando descubro que todo es una proyección de cómo está mi mente. Pienso bien. Siento bien, doy bien y recibo bien. La gentileza es simple y sencillamente hacer lo que está en mis manos y dejar de luchar con lo que no está en mis manos. Todo el sufrimiento proviene de la resistencia, de querer que las cosas sean como yo quiero.
Y el paso cinco es el paso en el cual descubro que no hay un yo. Cuando estoy en total paz, cuando estoy en total quietud, no hay ningún yo y por lo tanto no hay un deseo de que las cosas sean diferentes. Hay una total rendición al propósito divino. Ya no le hago feo a los perritos, ya los veo como parte del plan de salvación y de recordación. Porque cada vez que ladran me recuerdan ir al silencio.
Cada vez que ladran son como si fueran campanitas de un templo budista que me dice, «Ponte a ascender». En lugar de ponte a maldecir, ponte a bendecir. Ahora lo estoy percibiendo de esta manera. Son recordatorios. Cada vez que algo me botonea, incluyendo los perritos de los vecinos, hoy decido percibirlos con amor. amor como maestros que me recuerdan mi práctica, porque cuando hago mi práctica ellos se calman. Cuando no hago mi práctica de paz, ellos ladran y esto aplica a todo, a to. No solamente los perritos, los familiares. Los vecinos, los empleados, los socios, los clientes, los jefes, los gobernantes, los políticos. El mundo, el mundo es un reflejo de mi mundo interior, como está adentro, está afuera.
Así que el último paso es el reconocimiento de que no hay un yo separado. Y cuando me reconozco como la unidad, me doy cuenta de que mi práctica es la práctica de todos, porque es mucho más fácil responsabilizarme de lo único que está en mi control.
No tengo que pedirle a los perritos que asciendan, no tengo que pedirles a los perritos que dejen de ladrar. Yo soy el que necesito dejar de ladrar en mi mente, dejar de atacarme en mi mente con mis ladrillos de juicio constante y reemplazar esos ladridos internos por amor, por compasión, por gratitud infinita, por alabanza eterna. Esta es mi experiencia. No sé si la entendiste. Y si no la entendiste, Ponte a ascender.