Sin entrar en muchos detalles, quiero compartirte mi experiencia acerca de lo maravilloso que es clarificar las cosas, hablar con la verdad. Sucede que hubo un malentendido con mi mamá hace un mes que no le había hablado a mi mamá y solo había tenido contacto indirecto a través de mi hermana y mi esposa. Me habían dicho que habían escuchado, que mi mamá dijo esto, que mi mamá había dicho aquello. Y ahora que me di la valentía de hablarle por teléfono y decirle quiero hablar contigo, aunque fue una plática intensa, me di cuenta de que decir mi postura y escuchar su postura fue lo que me dio paz. El resultado no es el que la mente condicionada quiso. La mente condicionada quiere que volvamos a unirnos, a ser buenos amigos como siempre hemos sido, que x, y, y, z. Pero lo que sucedió es simplemente mi mamá sigue en la postura de ahorita distanciarse de mí, pero el hecho de que yo haya escuchado de su boca, no de la boca de mi hermana o de la boca de mi esposa, sino de su boca, escuchar lo que que ella me tenía que decir, desde su corazón, que me expresara su enojo, su furia, su tristeza, todo eso que tiene, eso que escuché, eso es lo que me dio la paz. Es impresionante y por algo Jesús de Nazaret dijo esa frase que es súper famosa de la verdad nos hace libres. Es totalmente cierto, o sea, nos hace libres de hacer historias en la mente, nos hace libres de estar con insomnio, nos hace libres de estar luchando con un chorro de pensamientos de supuestos, porque en mi mente había supuestos de ¿será que esto? ¿será que aquello? ¿será que quién sabe qué? ¿será que quién sabe cuándo? Lo que tal vez pase y luego la chabelita que me atacaba de la culpa del pasado. Puro, puro, puro mensaje de lentejadas, puras lentejadas en mi mente. Entonces, qué hermoso es, ahora sí que agarrar al toro por los cuernos, como me enseñó mi mamá, y enfrentar a los demonios. No es mi mamá el demonio, el demonio es mi mente condicionada que me decía, no le hables, por un mes no le hablé. El día que hablé con ella, independientemente de lo que sucedió en esa llamada, me dio muchísima paz saber su postura, y entender y comprender, y desde esa comprensión poder yo, en este instante santo, permitirme perdonarme. El perdón no es hacia el otro, el perdón siempre es hacia esa falta de comprensión. El perdón no es más que comprender algo que estaba confuso en mi mente. No sé si tú estás en una situación similar a la mía, probablemente tú tengas un conflicto con alguien y haya pasado muchos meses o años incluso de que no has hablado con esa persona, te invito a que te atrevas a hablarle y a clarificar las cosas. Estoy seguro, así te lo puedo hasta afirmar ante notario, de que todo lo que él te diga o lo que ella te diga no va a ser nada similar a lo que tu mente condicionada te ha dicho que hiciste o que no hiciste. Es una mentirosa de primera marca esta mente condicionada. Ahora que escuché la postura de mi mamá, entendí muchas cosas que no había entendido del comportamiento de ella principalmente. Entonces fue magia. Haz de cuenta que en cuanto hablé con ella, hace cuenta que se me quitó un peso de encima y pude ascender mejor. Pude liberarme de muchas cosas que mi mente condicionada me decía que debía haber hecho o que no debía haber hecho. Es impresionante. Bueno, hasta aquí mi reporte Lolita, hasta aquí mi reporte Joaquín. Volvemos al estudio.
Ah, y por cierto, te informo por si vives en la Ciudad de México, que el 23 de septiembre vamos a hacer un taller transformacional – DA CLICK AQUI PARA MAS INFORMACIÓN.
Bendiciones, que tengas bonito día.
Ernesto Guerra