UNA PERSONA DESPIERTA
Una persona despierta realmente no intenta cambiar nada.
Se vuelve tranquila. Tiene paz. Trabaja en sí misma. Observa sus pensamientos, observa sus acciones y se observa a sí misma cuándo se enoja, se observa cuándo se deprime, se observa cuándo siente celos y envidia, y todo lo demás, reconoce lo que piensa y siente.
Poco a poco llega a reconocer, todo eso no soy yo. Esto es una ilusión, esto es una mentira.
Esta persona no reacciona ante su condición.
En la medida en que no reacciona ante su condición, en esa misma medida se vuelve libre. Ya no le importa lo que los demás hagan.
No se compara con nadie.
No compite con nadie.
Simplemente se observa a sí misma.
Anónimo