Sanidad física: ¿por qué a veces nuestra oración no funciona?

Estábamos charlando y analizando por qué un joven cristiano, lleno de vida, con una familia bien formada, que oraba, daba testimonio, se congregaba; y asimismo, de repente un cáncer termina con su vida en unos meses. Cuando vemos esas cosas, nos conmovemos y no entendemos y muchas veces preguntamos ¿por qué Dios permite esas cosas? En un análisis que estuve haciendo esta mañana mientras oraba y meditaba, me surgieron varias respuestas. Cuando decimos ¿por qué Dios permite esas cosas?, en realidad estamos cuestionando a Dios y lo que queremos decir es: Si yo fuera Dios no permitiría estas cosas. O peor aún, cuando aceptamos la enfermedad y las dolencias como “algo que Dios permite para mi bien” o “algo que Dios permite en Su soberanía”. Y esos pensamientos surgen de nuestra propia ignorancia de lo que realmente es Dios. También entendí que cuando no logramos sanarnos de una enfermedad que nos aqueja, es porque estamos esperando que la sanidad venga milagrosamente de “afuera”, es decir del Cielo, sin tener en cuenta que muchas veces la sanidad viene de “adentro”, cuando permitimos que el Espíritu en nosotros actúe. No estoy diciendo que no pueda ocurrir una sanidad milagrosa y, a veces, instantánea, como hemos visto muchas veces. Estoy hablando de otra cosa; de activar en nosotros el tremendo poder de autosanación con que Dios nos ha dotado naturalmente. Queremos que Dios nos sane y no cambiar, seguir igual.  Debemos saber que la mayoría de las veces las enfermedades vienen a causa de nuestros pensamientos y acciones equivocados. Somos creadores por naturaleza, pero lamentablemente así como podemos crear bienestar y felicidad también podemos crear enfermedades, y ¡lo hacemos! Ya hace tiempo que la ciencia ha descubierto el tremendo poder de las emociones negativas sobre el cuerpo. La buena noticia es que, gracias al poder del Espíritu Santo en nosotros, también podemos “deshacer” lo que no nos agrada.  Entonces al pretender que la sanidad venga únicamente desde el Cielo, nos estamos perdiendo la posibilidad de sanarnos permitiendo que Dios utilice otro sistema, de los infinitos que Él puede utilizar. Pero hacer esto nos lleva a confrontarnos con nosotros mismos, a analizar qué estuvimos haciendo mal; a buscar a Dios para que nos revele dónde está la falla. Y todo ese proceso es doloroso, pero funciona. Dijo el Apóstol Pablo «Cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir» (Romanos 12:2 Biblia DHH). Te doy un ejemplo: Tengo una alergia que se me repite periódicamente. Lo primero que hago es ir al médico. (Primer error. Lo que debí hacer primero es orar). Dice la Biblia: «…y en su enfermedad no buscó a Jehová,  sino a los médicos» (2 Crónicas 16:12 Biblia RV60).  El médico me da unas pastillas que me hacen sentir mejor y con los días se me pasa la alergia. Pero resulta que al poco tiempo me vuelve, entonces vuelvo a tomar las mismas pastillas y me siento mejor, luego se me pasa. Y pienso que “será la Voluntad de Dios que yo tenga esta alergia”, o peor aún, ni pienso. En realidad lo que estoy haciendo es no enfrentar la causa de esa alergia. Si oro y le pido revelación a Dios sobre el origen de esa alergia, seguramente la tendré y podré orar correctamente y con dirección para producir el cambio en mí que me lleve a la sanidad de la alergia. Quiero aclarar que no estoy en contra de los médicos (eso sería estúpido y osado de mi parte), pero lo que creo es que primero, antes de ir al médico, debemos buscar a Dios y no a la inversa, “orar como último recurso”. Todo esto nos tiene que llevar a cambiar nuestra forma de orar. Hemos interpretado mal la Biblia y como hemos leído sobre la acción de Dios en forma milagrosa desde el Cielo en muchos pasajes, creemos que todo en nuestra vida debe resolverse de esa forma. En realidad debemos entender el mensaje de la Biblia, ya que Dios puso parte de Su espíritu en nosotros y es el mayor regalo que pudo darnos, para que podamos hacer frente a todo lo que se nos presenta en la vida.
Carlos Ponce – Neuquén – Argentina

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *