Caso #12 – ¿Como llevarme bien con mi Pareja?

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Comenzamos pues nuestro caso de hoy

Elige a tu pareja con mucho cuidado. De esta decisión dependerá el 90% de toda tu felicidad o tu tristeza; pero después de elegir cuidadosamente, el trabajo apenas empieza.

«Los hombres y las mujeres a veces descubren que es difícil encontrar a la pareja deseable para el matrimonio. Puede ser cierto. Pero hay otro componente en la situación: no es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada«

«SANARÉ EN LA MEDIDA QUE LE PERMÍTA ENSEÑARME A SANAR»

Ernesto Guerra – Autor

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Tal y como bestias salvajes, tu quieres tu propia autonomía. Tu quieres tu propia Libertad.
Tu quieres Libertad (liberarte) de las emociones negativas.
Tu quieres Libertad (liberarte) de la gente que te dice lo que tienes que hacer.
Así seas conciente de esto o no. Lo que todos ustedes quieren es una sensación de Bien estar!
«Las Enseñanzas de Abraham»

Consejos para llevarte bien con tu Pareja

hola que tal antes que nada hago una aclaración, este audio que voy a hacer en esta ocasión tiene como propósito el compartirte mi opinión muy personal acerca de las relaciones de pareja, no soy un terapeuta, no soy un psicólogo, no estudie para dar consejos, voy a platicarte de mi experiencia y de mi experiencia solamente, espero que este audio sea de ayuda para alguien, no se quien sea que lo vaya a escuchar pero de todo corazón te comparto mi experiencia acerca de cómo tener una relación de pareja saludable.
Primero hay que comprender que la forma como nos comunicamos y expresamos nuestras emociones es muy diferente entre hombres y mujeres también en la sexualidad somos diferentes en cuanto a las necesidades son muchas las cosas que nos diferencian y algo que me queda claro es que para poder llevarnos bien con nuestra pareja tenemos primero que aprender de estos estudios, acerca de nuestras diferencias, llámese el libro de los hombres son de marte y las mujeres de venus, llámese la fantástica conferencia de Cesar Lozano de hombres y mujeres complicados cualquier otro libro o curso relacionado a esta distinción entre las diferentes necesidades que tenemos hombres y mujeres es importantísimo que los estudiemos porque yo antes de haber hecho este estudio me di cuenta de que yo creía que Gaby estaba mal, mi esposa, me decía es que ella no me comprende, es que para que por ejemplo expresarle mi sentir cuando yo no quiero compartirle nada es mi forma de ser y como es la forma de ser de la mayor parte de los hombres aguantarnos y no platicar nuestros problemas, pero la mujer quiere que le platiquen todas esas cosas, quiere comunicar, quiere expresar sus emociones y los hombres no, entonces cuando empiezo a leer el libro de los hombres son de marte y las mujeres de venus empecé a darme cuenta de que no era yo el que estaba mal, no era Gaby la que estaba mal, era la ignorancia justamente la que había provocado esa separación y actualmente llevo 13 años de matrimonio y durante esos 13 años ha habido de todo o sea, ha habido cosas lindas, ha habido cosas feas y como diría la canción de Celine Dion “I hate you, I love you” hay veces que la amo y hay veces que la odio, pero ahora comprendo de que por que en gran parte la llegue a odiar en su momento era porque eran por muchos de los puntos que voy a tratar hoy, pero antes de continuar quiero leerte algo de Jorge Bucay.
Jorge Bucay es el autor del famoso libro amarse con los ojos abiertos y esto es tan solo un extracto y esto es una de la parte que más me gustó del libro te lo digo para que te motives a empezar a leer libros que te ayuden a despertar a que no estás tú mal ni es tu pareja la que está mal es la ignorancia la que ha provocado este distanciamiento, entonces comenzamos:
Si te molesta algo en relación con tu pareja y tienes conflictos, el tema básico está plasmado en la siguiente frase: “Una piedra nunca te irrita a menos que esté en tu camino” «Proyecto en el otro las partes de mi que más rechazo». «Cuando me doy cuenta de cómo me molesta esto en el otro, investigo cómo me molesta en mí mismo». «Si pienso que yo no tengo nada de eso que me molesta del otro, el trabajo es darme cuenta de qué pongo yo de lo que tengo; porque si no pusiera de lo mío no me molestaría» A partir de allí tengo dos posibilidades: Intentar destruir la temida amenaza des-truyéndolo a él o aceptar la oportunidad de integrarme con mi sombra y terminar para siempre con su amenaza. Dejo de culpar al otro por lo que hace y empiezo a ver qué estoy poniendo yo en este particular conflicto. En vez de utilizar mi energía para cambiar al otro, la utilizo para observarme. Y a partir de allí hablar de mí, de lo que yo necesito, de lo que a mí me pasa con las actitudes que él tiene. La llave es estar siempre conectado con lo que me está pasando y no hablar del otro. Esto es lo que me gusta de la vida, ir descubriendo sobre mí y sobre los otros; un desafío, no esperar que no haya conflictos, sino verlos como una oportunidad para desarrollarme. Y si es cierto que una de las dificultades es lo proyectado, la otra es la dificultad para darnos cuenta de lo que verdaderamente necesitamos. Por supuesto que cuando no obtenemos lo que creemos necesitar, nos resulta más fácil reaccionar que procurarnos aquello que nos falta, aunque muchas veces estemos pidiendo cosas equivocadas. Por ejemplo, puedo hacer un escándalo porque llegaste tarde. Así, la discusión se centra en esa pelea aparente. Pero no se trata de eso, sino de ver qué es lo que te estoy pidiendo a través de la puntualidad ¿Que me demuestres que te importo?, ¿que me valores?, ¿que me consideres? ¿De qué estoy hablando cuando reacciono? Cuando estamos demasiado centrados en nosotros mismos, no podemos ver lo que le pasa al otro y nos volvemos autorreferentes.  Estas actitudes tan  arcaicas provienen en realidad de los primeros años de  vida, de las conductas incorporadas para defendernos de las heridas padecidas en la infancia. John Bradshaw llama a este recuerdo de la herida primigenia «el niño herido». Es este niño herido que llevamos dentro el que nos hace actuar así. Los dolores que no pudimos expresar en nuestra infancia los cargamos como una mochila, y se expresan con nuestras reacciones antes de que nos demos cuenta, de modo que nos encontramos instalados allí antes de poder pensar. Estas reacciones son las que nos causan más problemas en las relaciones humanas. Desafortunadamente, cuando estamos en una relación, los enojos y dolores no resueltos en el pasado los actuamos en el presente con el otro a través de nuestras reacciones. Por lo general, estos viejos dolores no aparecen hasta que nos ponemos en pareja. El noviazgo y el matrimonio disparan estas viejas heridas y suponemos que es nuestro compañero el que las causa. Habitualmente no ocurre al principio, sino en la medida que nos vamos sintiendo verdaderamente unidos con el otro. Este niño herido que llevamos en nuestro interior es como un agujero negro que chupa todo, es como un dolor de muelas: cuando aparece no podemos pensar en otra cosa, el dolor domina nuestra vida. En muchos casos de separación, el problema no se encuentra en la relación de uno con el otro sino en asuntos no resueltos de uno de ellos o el de los 2 con su propio pasado, imagínate esto está interesante, en la mayoría de los casos de separación de parejas no se debe a la relación de uno con el otro, sino a los asuntos no resueltos con su niño herido ya sea de una de las 2 partes o de los 2 con su propio pasado. Cuando acarreamos nuestros niños heridos, tenemos la sensación de no estar nunca en el presente siempre estamos reaccionando por cosas que nos pasaron hace muchos años, esto imposibilita la relación con el otro, hasta que no me ocupe de este niño herido él seguirá reaccionando y empeorando mis relaciones íntimas o sea que el niño herido nos está haciendo reaccionar de manera subconsciente, de forma automática sin darnos cuenta y esas reacciones de niño, esas reacciones de berrinche, que en realidad no son de adulto son de un niño herido pues son las que nos acarrean tantos problemas, hasta que lo atendamos en la terapia, leyendo un libro, no se algunos otros métodos que tu inventes pero lo importante es que tenemos que sanar esos niños heridos hasta que lo hagamos es cuando empezamos a tener una relación sana no se puede vivir sanamente con alguien que no ha atendido a la persona más importante de la relación que es uno mismo y continuando con el libro y el único que puede escucharlo soy yo mismo a ese niño herido, cuando me ocupo de su tristeza y de su enojo entonces el niño no va a reaccionar porque está contenido es necesario aclarar que no es posible descubrir algunas de estas heridas en soledad necesitamos de alguien que nos permita encontrar nuestras heridas un vínculo que las dispare con una persona que las autorice que nos permita sentir lo que sentimos sin descalificarnos. El niño herido necesita validación de su dolor solo cuando la persona se siente validada en su dolor puede expresarlo y atravesarlo como diría mi amigo Enrique Fabris experiencia experimentada desaparece haya tantas cosas que hemos dejado para después tantos asuntos pendientes que están en nuestro subconsciente y esos asuntos pendientes son justamente los que provocan nuestras neurosis, nuestra mala relación, nuestra falta de comunicación ver siempre tratar de que el otro satisfaga mis expectativas, mis necesidades cuando en realidad no deberíamos de ser así, por el hecho de que deberíamos primero de sanar ese niño herido sanando el niño herido que llevamos todos dentro de nosotros es como tendríamos relaciones sanas. Para llegar al punto de dolor es fundamental salirse de culpar al otro y observar que me pasa a mí con mis reacciones. Cuando establezcamos una pareja hacemos un pacto inconsciente en el cual por ejemplo: “yo espero que tú seas el padre que no me va a abandonar y que tu esperas que yo sea la madre que te va a aceptar incondicionalmente como eres” y cuando esto no ocurre, porque es imposible que el otro cure mis heridas empieza a culparte. En los peores casos cuando una pareja siente ese vacío que no puede llenar el uno con el otro deciden tener un hijo, íjole, y lo que aparentan ser 2 adultos no son más que 2 niños necesitados que buscan la salvación en su hijo, parecen adultos pero en sus relaciones interpersonales actúan como niños hay personas que pueden ser brillantes en el nivel adulto pero cuando vuelven a la intimidad de sus relaciones más comprometidas no son más que niños infinitamente necesitados que reaccionan frente a la falta de cariño, de atención o de reconocimiento.
Francisco de Santiago, mi amigo el Terapeuta, me ha dicho que de todos los cientos de pacientes que han pasado por su consultorio él hace un promedio de edad emocional de 8 años ahí se demuestra lo que Jorge Bucay que por cierto fue maestro de mi amigo Francisco de Santiago cuando estudió la maestría gestal; 8 años es la edad emocional promedio que tenemos imagínate tanto que sanar emocionalmente y la mayoría de nosotros creemos que ese asunto ya está saldado y que no tenemos nada que aprender del pasado, absurdo hay muchas cosas que tenemos todavía que sanar y podemos usar el h´oponopono, podemos usar cualquier otro método que tu conozcas para limpiar tu subconsciente, pero lo importante es que te tomes como prioridad sanar ese niño herido, porque vuelvo a lo que dice Jorge Bucay si tienes problemas con tu pareja, no es tu pareja la que provoco esos problemas es tu niño herido mal atendido el que está provocando todo esto y prueba de ello es que otra persona quien ha desarrollado su autoestima, que ha sanado sus heridas del pasado y que en lugar del niño herido tiene un adulto sano; quien está en adulto sano por mas insultos que le pueda decir la pareja, por más cosas feas que te pueda hacer o decir o pensar, esta persona adulto, maduro, con carácter, con seguridad y con su autoestima, con todas las cosas que se tienen en una persona que ya trabajó en su ser interior, esa persona nunca va a reaccionar ante esos desplayes del otro y tampoco se va a sentir mal, ni tampoco se va a sentir culpable por lo que hizo, por lo que no hizo. Una persona que es adulto y maduro tampoco va a hacerse responsable por el otro en relación a que si el otro está mintiendo, está actuando de una forma incorrecta, yo no tengo porque estarme hacerme responsable de su actitud, yo nada más me hago responsable de mí y de mi solamente, porque ese es el objetivo de la sanación, primero me sano yo y ya cuando estoy sano puedo ayudar a sanar a los demás, pero puedes sanar al otro sino estas sano tú y continuando con el libro, cuando vemos a las parejas en el consultorio, reconocemos de inmediato a los niños internos que se están expresando, muchas veces los adultos no se ponen de acuerdo porque en realidad cada uno está expresando a su niño herido, cada uno está en una escena de su infancia reclamándole a su mamá o a su papá diferentes cosas y el otro no puede dar porque también está pidiendo lo suyo. Cuando podemos ayudarlos a darse cuenta de lo que está pasando la discusión pierde sentido, dejan a sus niños calmados ya que les dieron espacio para expresarse y pueden volver al presente a encontrarse. Nuestros niños heridos necesitan un espacio para expresar su enojo y su dolor, cuando se lo damos empiezan a crecer y no interfieren en nuestras relaciones íntimas, en resumidas cuentas: personas brillantes que en la intimidad no son más que niños infinitamente necesitados que reaccionan frente a la falta de cariño, de atención o reconocimiento; por lo tanto debo de empezar a trabajar sobre el niño herido en mi interior, nunca iba a poder sostener una relación de pareja sino resolvía su enfermizo temor a ser abandonado y el único que puede cuidarlo soy yo mismo, cuando me ocupo de mi tristeza, de mi miedo, de mi enojo el niño no va a reaccionar porque estará atendido.
Las parejas se separan por lo mismo, por lo que se juntan, eso es otro capítulo, muchas parejas reflexionan porque me enamore de él si somos tan diferentes, quizás con otro que hubiera tenido gustos parecidos a los míos me llevaría mejor. Sucede que justamente lo que nos atrae es la diferencia; al comienzo me fascina que él tenga eso que para mí es tan difícil tener pero el problema viene después, porque es cierto que al principio me agrada la diferencia, pero cuando el enamoramiento decae comienzo a pelearme con mi pareja por estas mismas características que me acercaron. Si yo he desarrollado especialmente el lado activo, probablemente tenga una pelea con el lado pasivo, al dramatizar con él esta pelea yo me pongo en el bando del pasivo y él es mi enemigo en el bando de los activos, es decir traslado a la relación una vieja pelea interna al enamorarme de la otra persona porque se permite ser tan relajada y quieta y de algún modo yo me reconcilio con este aspecto negado, pero si no lo desarrollo en mi voy a terminar peleándome con mi compañero del mismo modo que antes me peleaba con ese aspecto negado, volvemos a lo mismo responsabilidad 100%. Todo aquello que admiro en mi pareja tengo que desarrollarlo yo, porque si no voy a estarle pidiendo que él haga eso por mí y cuando creemos que somos medias naranjas, esta es mi opinión cuando creemos eso de que “ay me complementa mi pareja, es mi media naranja” pamplinas eso no es cierto ¿medias naranjas? Somos naranjas completas. Porque cuando queremos que el otro me complemente estamos en un gravísimo error, ¿qué tal si se muere y me muero de depresión?, ¿Qué tal si nos divorciamos y me muero también de depresión? TENEMOS QUE SER CONSCIENTES DE QUE SOMOS SERES INDEPENDIENTES y, por lo tanto, decidimos juntarnos con el objeto de seguir siendo seres independientes, claro tendremos proyectos en conjunto: hijos a los cuales atender en conjunto, trabajo, probablemente en conjunto, pero no dejaremos de ser seres individuales y por lo tanto seres individuales que hay que respetar. Yo por ejemplo hago ciertas actividades que a Gaby no le gustan pero ella no me los impide porque sabe que a mí me apasionan y viceversa a ella le apasionan ciertas cosas que a mí no me gustan y yo la respeto porque hemos descubierto que es la forma de que una relación saludable se da, cuando te das tu espacio para que te desenvuelvas y siempre, siempre, SIEMPRE SIENDO HONESTOS, SINCEROS, RESPONSABLES Y AMOROSOS, ese es nuestro pacto, teniendo estos valores podemos hacer de nuestra vida lo que queramos, responsables, honestos, amorosos y cuando somos responsables, honesto, sinceros y amorosos podemos tener una relación sana, pero estos valores debemos de tenerlos bien cimentados ¿y cómo se logran estos valores? Pues sanando al niño herido. Volviendo al libro: ante esta circunstancia la clave es desarrollar los aspectos nada o poco evolucionados que vemos en el otro así nuestro compañero se convierte en nuestro maestro o en nuestro enemigo, esta es la lección. Nuestra propuesta consiste en desarrollar estos aspectos negados para así integrarlos con nosotros mismos, hacernos personas más enteras parando la pelea interna y externa, LA PAREJA ES UN ESPEJO EN DONDE VEO MIS PARTES NEGADAS, voy a repetirlo porque está muy muy buena esta frase la pareja es un espejo en donde veo mis partes que yo niego de mí mismo el acierto está en desarrollar lo que niego con las partes con las que estoy e pelea, sabiendo que si no lo hago voy a terminar separándome por la misma causa por la que me uní, este es el desafío de la pareja, en este sentido la relación me sirve para integrarme porque si no me integro voy a pelearme y hasta separarme de una persona que me recuerda todo el tiempo una pelea interna que no he resuelto aún, por eso a veces es tan difícil estar con otra persona, porque cuando estoy solo puedo imaginarme que soy de lo mejor, pero en el contacto íntimo sale lo mejor y también lo peor de mí, mi competencia, mis celos, mi lucha por el poder, mis ganas de controlarte, de manipularte, mi falta de generosidad, etc., etc., etc., es duro ver esto en uno, es un desafío afrontarlo y ver que hacer la salida más fácil es pensar que es el otro el competitivo, el egoísta, el duro, pero yo nunca reconozco yo estoy generando estos sentimientos. EVITA ETIQUETAR LAS COSAS Y LAS PERSONAS. Y fíjate que este libro, aquí termino el resumen…

Amarse con los Ojos Abiertos de Jorge Bucay

Si te molesta esta situación, ¿qué cuestión personal se
refleja en el conflicto?
El tema básico está plasmado en la frase de Hugh
Pratter:
«Una piedra nunca te irrita a menos que esté en tu camino»

«Proyecto en el otro las partes de mi que más rechazo».
«Cuando me doy cuenta de cómo me molesta esto en el
otro, investigo cómo me molesta en mí mismo».
«Si pienso que yo no tengo nada de eso que me molesta
del otro, el trabajo es darme cuenta de qué pongo yo de
lo que tengo; porque si no pusiera de lo mío no me molestaría»

A partir de allí tengo dos posibilidades: Intentar
destruir la temida amenaza des-truyéndolo a él o
aceptar la oportunidad de integrarme con mi sombra y
terminar para siempre con su amenaza.

– Dejo de culpar al otro por lo que hace y empiezo a ver
qué estoy poniendo yo en este particular conflicto. En
vez de utilizar mi energía para cambiar al otro, la
utilizo para observarme. Y a partir de allí hablar de
mí, de lo que yo necesito, de lo que a mí me pasa con
las actitudes que él tiene.
La llave es estar siempre conectado con lo que me está
pasando y no hablar del otro.

Esto es lo que me gusta de la vida, ir descubriendo
sobre mí y sobre los otros; un desafío, no esperar que
no haya conflictos, sino verlos como una oportunidad
para desarrollarme.
Y si es cierto que una de las dificultades es lo
proyectado, la otra es la dificultad para darnos cuenta
de lo que verdaderamente necesitamos. Por supuesto que
cuando no obtenemos lo que creemos necesitar, nos
resulta más fácil reaccionar que procurarnos aquello
que nos falta, aunque muchas veces estemos pidiendo cosas equivocadas.

Por ejemplo, puedo hacer un escándalo porque llegaste
tarde. Así, la discusión se centra en esa pelea
aparente. Pero no se trata de eso, sino de ver qué es
lo que te estoy pidiendo a través de la puntualidad.

puntualidad… ¿Que me demuestres que te importo?, ¿que
me valores?, ¿que me consideres? ¿De qué estoy hablando
cuando reacciono?
Cuando estamos demasiado centrados en nosotros mismos,
no podemos ver lo que le pasa al otro y nos volvemos autorreferentes.

estas actitudes tan  arcaicas provienen en realidad de los primeros años de  vida, de las conductas incorporadas para defendernos de
las heridas padecidas en la infancia..
John Bradshaw llama a este recuerdo de la herida
primigenia «el niño herido». Es este niño herido que
llevamos dentro el que nos hace actuar así. Los dolores
que no pudimos expresar en nuestra infancia los
cargamos como una
mochila, y se expresan con nuestras reacciones antes de
que nos demos cuenta, de modo que nos encontramos
instalados allí antes de poder pensar. Estas reacciones
son las que nos causan más problemas en las relaciones humanas.

Desafortunadamente, cuando estamos en una relación, los
enojos y dolores no resueltos en el pasado los actuamos
en el presente con el otro a través de nuestras
reacciones.
Por lo general, estos viejos dolores no aparecen hasta
que nos ponemos en pareja. El noviazgo y el matrimonio
disparan estas viejas heridas y suponemos que es
nuestro compañero el que las causa.
Habitualmente no ocurre al principio, sino en la medida
que nos vamos sintiendo verdaderamente unidos con el
otro.
Este niño herido que llevamos en nuestro interior es
como un agujero negro que chupa todo, es como un dolor
de muelas: cuando aparece no podemos pensar en otra
cosa, el dolor domina nuestra vida.
En muchos casos de separación el problema no se
encuentra en la relación de uno con el otro, sino en
asuntos no resueltos de uno de ellos (o de los dos) con su propio pasado.

Cuando acarreamos a nuestros niños heridos tenemos la
sensación de no estar nunca en el presente, siempre
estamos reaccionando por cosas que nos pasaron hace
muchos años.
Esto imposibilita la relación con el otro.
Hasta que no me ocupe de este niño herido él seguirá
reaccionando y empeorando mis relaciones íntimas.
Y el único que puede escucharlo soy yo mismo, cuando me
ocupo de su tristeza, de su enojo. Entonces el niño no
va a reaccionar, porque está contenido.

Es necesario aclarar que no es posible descubrir
algunas de estas heridas en soledad. Necesitamos de
alguien que nos permita encontrar nuestras heridas, un
vínculo que las dispare con una persona que las
autorice, que nos permita sentir lo que sentimos sin
descalificamos.
El niño herido necesita validación de su dolor.
Solo cuando la persona se siente validada en su dolor,
puede expresarlo y atravesarlo.

Para llegar al punto del dolor es fundamental salirse
de culpar al otro y observar qué me pasa a mí con mis
reacciones.

Cuando establecemos una pareja hacemos un pacto
inconsciente en el cual, por ejemplo, yo espero que vos
seas el padre que no me va a abandonar y vos esperás
que yo sea la madre que te va a aceptar
incondicionalmente como sos. Y cuando esto no ocurre,
porque es imposible que el otro cure mis heridas,  empiezo a culparte.

En los peores casos, cuando una pareja siente ese vacio
que no puede llenar el uno con el otro, deciden tener
un hijo… y lo que aparentan ser
dos adultos no son más que dos niños necesitados que
buscan la salvación en su hijo. Parecen adultos, pero
en sus relaciones interpersonales actúan como niños.
Hay personas que pueden ser brillantes en el nivel
adulto, pero cuando vuelven a la intimidad de sus
relaciones más comprometidas no son más que niños
infinitamente necesitados que reaccionan frente a la
falta de cariño, de atención o de reconocimiento.

Cuando vemos a las parejas en el consultorio,
reconocemos de inmediato a los niños internos que se
están expresando.
Muchas veces los adultos no se ponen de acuerdo porque
en realidad cada uno está expresando a su niño herido,
cada uno está en una escena de su infancia reclamándole
a su mamá o a su papá diferentes cosas, y el otro no
puede dar porque también está pidiendo lo suyo. Cuando
podemos ayudarlos a darse cuenta de lo que está
pasando, la discusión pierde sentido:
Dejan a sus niños calmados, ya que les dieron espacio
para expresarse, y pueden volver al presente a encontrarse.

Nuestros niños heridos necesitan un espacio para
expresar su enojo y su dolor. Cuando se lo damos,
empiezan a crecer y no interfieren en nuestras
relaciones íntimas.

En resumidas cuentas: “Personas brillantes que en la intimidad no son más que niños infinitamente necesitados que reaccionan frente a la falta de cariño, de atención o de reconocimiento”

Por lo tanto, Debo empezar a trabajar sobre el niño herido en mi interior. Nunca iba poder sostener una relación de pareja si no resolvía su enfermizo temor a ser abandonado.

“Y el único que puede cuidarlo soy yo mismo”

Cuando me ocupo de su tristeza, de su miedo y de su enojo, el niño no va a reaccionar, porque estará atendido.

“Las parejas se separan por lo mismo que se juntan”.

Muchas parejas reflexionan: ¿Por qué me enamoré de él si somos tan diferentes? Quizás con otro que tuviera gustos parecidos a los míos me llevaría mejor…”

Sucede que justamente lo que nos atrae es la diferencia. Al comienzo me fascina que él tenga eso que para mí es tan difícil tener.

Pero el problema viene después. Porque es cierto que al principio me agrada la diferencia, pero cuando el enamoramiento decae, comienzo a pelearme con mi pareja por estas mismas características que me acercaron. Si yo he desarrollado especialmente el lado activo, probablemente tenga una pelea con el lado pasivo. Al dramatizar con él esta pelea, yo me pongo en el bando del pasivo y él es mi enemigo en el bando de los activos, es decir, traslado a la relación una vieja pelea interna. Al enamorarme de la otra persona porque se permite ser tan
relajada y quieta, de algún modo yo me reconcilio con este aspecto negado; PERO SI NO LO DESARROLLO EN MI, voy a terminar peleándome con mi compañero del mismo modo en que antes me peleaba con ese aspecto negado.

Ante esta circunstancia, la clave es desarrollar los aspectos nada o poco evolucionados que vemos en el otro. Así, nuestro compañero se convierte en nuestro maestro o en nuestro enemigo. Esta es la elección.

Nuestra propuesta consiste en desarrollar estos aspectos negados para así integrarnos con nosotros mismos, hacernos personas más enteras, parando la pelea interna y externa.

«la pareja es un espejo en donde veo mis partes negadas»

El acierto está en desarrollar lo que niego, o las partes con las cuales estoy en pelea, sabiendo que si no lo hago voy a terminar separándome por la misma causa por la que me uní. Este es el desafío de la pareja.
En este sentido, la relación me sirve para integrarme, porque si no me integro voy a pelearme y hasta separarme de la persona que me recuerda todo el tiempo una pelea interna.

Por eso a veces es tan difícil estar con otro. Porque cuando estoy solo puedo imaginarme que soy de lo mejor; pero en el contacto íntimo sale lo mejor y también lo peor de mt: mi competencia, mis celos, mi lucha por el poder, mis ganas de controlarte, de manipularte, mi falta de generosidad, etc., etc., etc.

Es duro ver esto en uno; es un desafío aceptarlo y ver qué hacer. La salida más fácil es pensar que es el otro el competitivo, el egoísta, el duro…

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