Caso #1 del Club de Tumbuktu – Codependencia y Evacion de la Realidad

Lo Prometido es deuda, aqui tienen la contestación a VARIOS CASOS DE CODEPENDENCIA Y POCAS GANAS DE HACERSE RESPONSABLES DE SI MISMOS que me enviaron por email.
Si deseas que que conteste algun caso tuyo (sin mencionar tu nombre por su puesto) enviame un email a: info@superacion.com.mx

Lo Siento, Te Amo, Gracias

Neto

P.D. Y para terminar con una sonrisa te invito a ver un video del ClubdeTumbuktu.com aqui abajo:

MAS BOOK Y MENOS FACE!!!

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Transcripcion hecha por Carlos Ponce quien me esta apoyando como Asistente Virtual a cambio de Capacitacion

Codependencia y responsabilizarme de mi mismo
Ernesto Guerra
Antes que nada, gracias por los casos que me han enviado. Pienso yo que al haber decidido contestarles y darles mi opinión, porque en realidad mi experiencia es más que nada empírica, no estudié psicología; soy administrador de empresas, pero soy terapeuta por hobby y he aprendido mucho de expertos en terapia,  como es el caso de mi amigo Francisco Santiago, pero desde ya te digo que no soy terapeuta. Soy simplemente un ser humano en busca de la felicidad; y desde esa experiencia de 35 años me voy a permitir darte una señal sobre muchos temas que voy a estar tomando, y como prometí también no voy  a citar casos específicos porque sería ir en contra de tu privacidad. El primer punto que quiero a tratar hoy es el de la codependencia. Gran parte de los casos que recibí son de personas que tienen por tendencia con sus parejas, con sus hijos o con sus papás. La codependencia es una enfermedad, es como si fuera un cáncer, como si fuera una enfermedad grave física, debe tratarse con un experto. Debe ir a terapia, debe ir a un psicólogo que lo guíe, porque en realidad esto es grave, son casos extremos de codependencia y no voy a poder yo darles la solución intelectual. De nada sirve que racionalicen lo que yo les diga sobre la codependencia, si no van a experimentarlo en sus vidas. Cuando nos llenamos de información lo único que hacemos es volvernos más neuróticos. Te voy a decir una experiencia personal. Hace poco me invitaron a un curso y yo decidí no ir. Era un curso de terapia y sanación y todas esas cosas, pero yo decidí no ir porque me dí cuenta que soy un señor con “justitis” aguda, tengo ganas de aprender, aprender, pero de qué me sirve aprender tanto si no lo aplico. Se queda en simple conocimiento pero no en sabiduría. La sabiduría es el conocimiento fijado. Por eso te invito a que apliques la terapia, la metodología, el Hoponopono, las afirmaciones positivas, pero que las apliques realmente. Creo yo que en el Club de superación existen las herramientas para sanar, pero muchos de los casos que me enviaron se nota que no quieren sanar. De plano, hay muchos casos que me están diciendo que no quieren sanar. Por ejemplo, noté en muchos casos que me enviaron mucho enojo. Enojo porque su pareja los engaña, enojo porque odian a su madre y tienen que hacerse cargo de ella, enojo con sus hijos y por muchas razones crean unos acuerdos de “yo sufro por tu culpa”. “Yo sufro por tu culpa” lo único que trae consigo es más culpa para las dos partes y más sufrimiento. De nada sirve auto flagelarse, pensando que el otro se va a compadecer de uno, es mejor hacernos responsables de nosotros mismos. Al hacernos responsables de nosotros mismos damos uno de los pasos más importantes en la sanación, porque muchas personas apuntan con el dedo a los demás, diciendo que el causante de mi infelicidad es mi esposo o mi esposa, el causante de mi infelicidad es que yo tengo que hacerme cargo de mi mamá enferma, el causante de mi infelicidad es mi hijo drogadicto. En ningún caso nos ponemos a pensar por qué razón ellos se están comportando como se están comportando. Te voy a platicar una experiencia personal para que te des cuenta. Mi relación con mi papá ha sido difícil por muchas razones que no te voy a comunicar, pero lo que te puedo decir es que conforme voy haciendo más trabajo personal, de perdón hacia mí mismo, de responsabilizarme de mis propios pensamientos y acciones, y hablo de pensamientos porque el pensamiento es donde se origina todo; es la raíz de todos los problemas o la raíz de toda la dicha y la prosperidad. Porque muchos me hablan también de carencia económica. Pues cambia tus pensamientos limitantes por pensamientos de abundancia y verás como se van a ir manifestando los milagros poco a poco. Pero volviendo al tema de mi papá, cuando yo decido empezar a curarme, yendo a couching, leyendo libros, escuchando radio… escuché muchos programas de Ernesto Lamoglia. El señor Ernesto Lamoglia tiene un programa en radio Redes, buenísimo. Recuerdo muy bien a Ernesto porque es un psiquiatra que ha sufrido muchísimo, porque le tocó ver siendo niño como mataban a una persona frente a sus ojos y él tuvo que comparecer ante el juzgado para reconocer al malvado asesino. Y desde los 8 años comenzó con este trauma. Y decide ser psiquiatra para primero, para llegar a las personas, para llegar a sí mismo y para evitar la criminalidad de la ciudad de México. Como un evento tan difícil para él lo convirtió en psiquiatra para ayudar a tantas personas, incluyéndome a mí. Vuelvo al tema: cuando yo empiezo a sanar y escucho a Ernesto en la radio, me llamó mucho la atención cuando una persona le habla y le dice: Cómo hago para que mi esposo deje de tomar. Es un alcohólico y misógino. Me maltrata psicológicamente, se va de parranda, no llega a dormir, no paga la mesada de los niños, etc. Era un caso de crueldad extrema. Las respuestas de Ernesto no son como las mías que son muy “light”. Y le dijo: Señora, usted es la persona que está mal, porque está apuntando con un dedo a su esposo, pero tiene tres dedos apuntando hacia usted. Aparte, no es loca una persona alcohólica, es más loca la persona que aguanta una persona alcohólica. ¡Váyase, váyase de la casa! Cuando dijo eso, yo me puse a pensar tanto. ¿Por qué yo debo seguir atado a tantas personas que me hacen daño? ¿Por qué no ser libre? ¿Por qué no tener paz interior? ¿Por qué no? ¿Porque no me la merezco?  Esa es la raíz de todos los problemas, cuando yo no me siento merecedor del amor. Cuando yo no me siento merecedor de las cosas buenas, cuando acepto ese tipo de maltrato. Pero conforme voy desarrollando mi autoestima, conforme voy desarrollando el amor, el aprecio, las caricias, hacia mí mismo, hacia toda esa falta de amor que yo tuve durante la niñez, cuando le digo a mi ser interno, ¡ya está bien precioso! Te amo y te acepto tal como eres. Dios me ama profundamente. Tal vez no me amen  mis padres, tal vez no me ame mi pareja, tal vez no me amen mis hijos, pero Dios y yo me amo profundamente. Cuando logro encontrar el amor en estas dos partes, en mí mismo y en Dios, empiezo a sanar y mágicamente la relación con mi papá empezó a mejorar. Incluso en una ocasión hicimos un retiro espiritual, fue como a mis quince años. En este retiro espiritual nos vendaron los ojos con una pañoleta y en un círculo, en la noche recuerdo, nos pidieron que nos pusiéramos en círculo esperando que alguien nos tocara los hombros. Cuando te tocaban el hombro era el momento de decirle a tu papá o a tu mamá, todo aquello que no te habías atrevido a decirle antes. Cuando me tocaron mis hombros le dije a mi papá, primero que lo odiaba por esto, por esto, por esto; pero después me vacié y comencé a decirle, perdóname papá, perdóname porque sé muy bien de dónde provienes, y lo que sufriste, se también que he sido malo buscándote todo este tiempo, porque solo veo egoístamente y no veo tus necesidades, y también tus carencias amorosas, emocionales, intelectuales. Eres igual que yo, eres un niño desprotegido, con falta de amor… te amo papá; y comencé a llorar y llorar y luego terminó la terapia y me dijeron: ahora te invito a que cuando llegues a tu casa que le digas esto mismo que dijiste aquí, al aire, a nadie, te invito a que se lo digas a tu papá o a tu mamá. Cuando llegué a la casa venía con una inspiración divina, fuera el ego, yo era todo ser; y le hablo a mi papá y le digo: “Papá perdóname; perdóname, por favor…” Cuando mi papá escucha “perdóname”, baja la guardia y dice: “Perdóname también tú también hijito… yo también he tenido mis errores…” Una cosa tan linda…, pero ¿quién cambió primero? Yo. ¿Quién tomó al toro por los cuernos y se responsabilizó de su propia vida? Yo. ¿Quién dejó de ser responsable de su infelicidad? Yo. La sanación no está afuera… la sanación está en mí mismo. La sanación no está afuera… la sanación está en mí mismo. ¡Tantos cables que me mandaron diciendo que el otro es responsable de mi infelicidad!
¡Me da rabia escuchar eso! Tengo todos estos años que he estado haciendo el blog, el mensaje implícito y directo es: hazte responsable de tu propia sanación. El mensaje más directo del Hooponopono es: soy responsable 100% de todo lo que me pasa y lo que siento. Porque la interpretación que damos de los hechos es mi responsabilidad. Puede ser que alguien tenga un papá alcohólico o un papá golpeador, y de los dos hijos que tengan ese papá alcohólico y golpeador, uno decide ser igual que él, porque dice: “Así es mi papá, así voy a ser yo”, y el otro hijo decide: “No”. Yo interpreto eso como un mensaje de Dios, que dice que a ese papá alcohólico y golpeador me lo mandó Dios para que yo aprendiera a vivir, que yo aprendiera la compasión, que aprendiera a no ser como él, a ser más amoroso, a no tener adicciones, a ser un papá ejemplar, un esposo ejemplar. Porque Dios me mandó este maestro difícil para que yo aprendiera algo. Qué diferente que es interpretar las cosas así, al otro hermano que dijo: “Ah…, no. Yo voy a seguir siendo alcohólico y golpeador, porque tengo derecho… Pues qué más da. Así fue como me enseñaron”. Esa es la salida fácil. Elegir un patrón negativo de comportamiento, copiando y heredando cada comportamiento y cada creencia limitadora, cada creencia codependiente… ¿Por qué no comenzar a agarrar el toro por los cuernos e ir a terapia? Ir con un experto que te diga, mira tienes introflexión. Introflexión es cuando desarrollas una enfermedad porque crees que la única forma de que te amen es desarrollando una enfermedad grave. Fíjate como tienes el recurso más valioso que es la mente. Tú tienes el recurso más maravilloso que te dio Dios, que son los pensamientos correctos, de perdón de alegría, de amor, de compasión, pero no todo hacia los demás, sino también hacia uno mismo y uno debe amarse y perdonarse y ser compasivo consigo mismos. Y por añadidura tu entorno se empieza a alejar, no a cambiar, sino a alejarse de ti. Porque estás en medio de la caja, literalmente, de todo este desmadre… La gente empieza a notar cambios en ti y de plano dicen: Ya no me siento feliz contigo, yo me voy… no… ya está muy espiritual este compadre, mejor me voy. Yo en lo personal me he alejado de muchas personas, conscientemente, porque sé que esas personas dañan mi autoestima, pero también de manera inconsciente las personas que antes me dañaban, esos son los que dicen: “No, ya no me gusta relacionarme con Neto porque ya no cae en el jueguito de codependencia de “te daño y te gusta que te dañen” y entonces yo sigo jugando a ser él… el verdugo y tú el victimario. No… no, no para nada.  Yo ya decidí ser feliz, yo ya decidí tomar mis propias decisiones, ya decidí ser libre, yo decidí ser feliz. Y cuando alguien toma esta decisión y empieza a capacitarse, escúchame, capacitarse. Tú crees que los grandes maestros iluminados, se iluminaron porque una paloma vino a su mente, a su cabeza y ¡pum! se iluminaron. No… no, ellos son disciplinados. Deepack Chopra, Louis Hay, Wayne Dier, todos ellos sufrieron mucho. Te voy a poner un ejemplo para que te des cuenta de lo que dice Wayne Dier. Este señor que compartió una película preciosa llamada El Cambio, tuvo una infancia difícil, su padre los abandonó cuando él era muy pequeño y ni siquiera conoció a su papá. Su madre sufrió mucho, porque tuvo que hacerse cargo de varios hijos, sola. Sufrieron carencias, no solamente económicas, sino afectivas, imagínense, la mamá todo el tiempo trabajando. Todo por culpa de un padre irresponsable que decide abandonarlos. Wayne Dier se refugia en el alcohol, porque en el alcohol encontró esa falta de amor. Su relación con sus hijos era muy mala, antes de escribir “Tus zonas erróneas”, el libro que lo catapultó al éxito. Él se llevaba muy mal con sus hijos, era alcohólico, y un día le comunican que su padre, al cual nunca conoció, había fallecido. Le dice a su familia que él va a ver esa tumba, donde se encuentra el causante de todas  sus desdichas, el causante de su alcoholismo y de su mala relación con sus hijos. Va a otra ciudad y llega a la tumba de su padre fallecido y empieza a gritarle sandeces, empieza a gritar groserías, empieza a hacer una catarsis extrema, diciéndole todo aquello que había pensado de él todos esos treinta y tantos años. Y le dice “papá te odio, ¿por qué me abandonaste? Te odio… te odio… te odio… Tres horas estuvo gritándole. Después de tres horas de gritarle, se quedó vacío, ya no había nada que reclamar. Y después le pidió perdón. Le dijo, papá por favor perdóname por esto y por esto y por esto. Yo también soy papá y se la bronca que es responsabilizarte de los hijos y se también de la bronca que es tener una pareja y… por favor perdóname. Te amo papá… y cuando le dice “te amo”, se liberó. Porque no le estaba diciendo “te amo” nada más que a su padre, estaba diciéndose a sí mismo “te amo”. El perdón no sana al otro, el perdón sana a uno mismo. Y cuando termina esta catarsis de más de tres horas con una tumba, que es lo que hacen los terapeutas cuando tienen un paciente que no puede enfrentar a su esposo, a su hijo o a su mamá, lo ponen ante una silla vacía o frente a un cojín y empiezan a decirle las cosas a un cojín, y si es un buen terapeuta lo sabrá guiar para que saquen toda esa “mierda” que hay dentro de su cabeza. Y comprender que el responsable de la infelicidad no es el otro sino tú mismo. Cuando eres capaz de reconocer que la felicidad, la dicha, la paz, la abundancia, eso que tanto me dicen que están sufriendo con economías difíciles; no está en el otro, no está en el gobierno; está en la cabeza, en el pensamiento erróneo. Cinco millones de bits de información entran en mi mente de forma inconsciente. Cinco millones de bits… o sea, un bits es como un carácter, una letra. Cinco millones de letras hay que circulan en forma automática en mi mente. Y de manera consciente tengo solamente 7 bits de información que yo puedo manipular. O sea, un ejemplo: Si yo quiero grabarme un número telefónico de más de 7 dígitos me es complejo hacerlo, porque mi mente no es capaz desde el inconciente grabar más de 7 caracteres. Pero en mi subconsciente hay muchos números, muchas letras, muchas imágenes, muchas palabras, muchos juicios y muchas creencias limitadoras, que están mandándote… pum… pum… pum… todo el tiempo mensajes para que sigas siendo infeliz, para que sigas siendo no merecedor, para que sigas siendo codependiente, para que sigas diciéndote a ti mismo “no me lo merezco… no me lo merezco… no me lo merezco…”, y sigas aceptando toda esa porquería. Fíjate que tienes 7 bits para hacer con ellos lo que tú quieras… nada más 7 bits. ¿Sabes en qué puedes usar esos 7 bits? En enfocarte en tu respiración y decir: Lo siento… Te amo… por favor perdóname… gracias. Haciendo Hooponopono haces que tus graves pensamientos que te han seguido atacando tantos años y como un maestro, como un guerrero, como un deportista que gana medallas olímpicas, que es disciplinado. Cada vez que te caches con un pensamiento erróneo, respira y haces la tarea de perdonarte y amarte a ti mismo y a los demás. Cuando dices “lo siento, te amo, por favor perdóname, gracias”, estás limpiando tu mente, estás limpiando todas esas porquerías que se llaman pensamientos erróneos. En los 7 bits de información tienes la respuesta a tu salud.
Hasta aquí dejamos en esta ocasión un consejo para los codependientes y los que no quieren hacer responsables de sí mismos; voy a seguir respondiendo a aquellas personas que deciden hacerse responsables de sí mismos y deciden sanarse y que dejan de apuntar a los demás como los causantes de su infelicidad, porque ya, les vuelvo a repetir, les he dado muchas herramientas para que  por fin tomen al toro por los cuernos, por fin dejen de evadir la realidad. Porque muchos deciden echarle la culpa a los otros porque es la salida fácil. Hacerse responsable de uno mismo, sabes es… ay… como un miedito, ay… ¿Qué tal si me separo de mi esposo golpeador y me voy a tener que hacer cargo de tres hijo yo sola? Pues, si quieres ser libre, tomar tus propias decisiones, quieres ser autónoma… eso conlleva mucho esfuerzo, pero nada más la felicidad y la abundancia económica les es dado a aquellas personas que han decidido controlar sus pensamientos. Y si tú dejas que tus pensamientos sigan sin control y que los demás sean los que controlan tus pensamientos, tú no eres libre. Has decidido ser infeliz, y te vuelvo a repetir, Dios te ama profundamente y te va a seguir amando, así codependiente, y te va a seguir amando así ignorante o lo que sea, porque Él te ama incondicionalmente. Pero si tu deseo no es el de sanar, por más que Dios te ame, vas a seguir siendo codependiente, vas a seguir evadiendo la realidad, pensando que el problema está en el exterior y no en uno mismo. Mi nombre es Ernestro Guerra y quiero, por favor, que seas feliz.

0 comentarios en “Caso #1 del Club de Tumbuktu – Codependencia y Evacion de la Realidad”

  1. Muchas gracias Ernesto por este acertado mensaje! Yo estoy en el camino de hacerme libre osea hacerme responsable, a veces es dificil y doy pasos hacia atras, pero Hoy son sólo pasos y no semanas, meses o quizas años hacia atrás. Son pasos cuando caigo pero vuelvo a mi objetivo más rápido que antes, vuelvo a enfocarme y sigo sigo. Por eso muchas gracias por tu mensaje que hace que uno quiera seguir responsabilizándose de sus actos!
    Con cariño
    Ivonne

  2. gracias neto por todo y mil gracias por pensar en nosotros dios te bendiga muy buenos tus videos espero seguir contando con tu apoyo mil mil gracias dios te bendiga un abrazo de oso

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